MI CARIÑO POR SIEMPRE ES PARA TÍ
Sábado, 4 de mayo de 2013 a la(s) 19:07
Me has contado más de un cuento inventado y un poema tierno durante mis sueños inquietos,
durante mi enfermedad...jamás me dejaste solo ni un solo instante.
Ahora eres lo que más extraño en mi vida y en este mundo,
sabes, no fue fácil vivir sin tí.
Adoro y añoro, todos esos momentos inolvidables a tu lado,
tomados de la mano para ir a todo lugar.
Me enseñaste, que tus campos eran los míos y tu tierra sería mi mejor legado,
mi raza y mi mayor herencia de sangre que llevo en mis venas.
Fuimos tan diferentes a los demás y busco llegar a ser como tú.
Todo este tiempo te volviste mi guía, mi luz, mi libro abierto,
la palabra exacta y quien me ha devuelto las esperanzas para hacerle frente a mis angustias.
Aprendí de tí, de tu sencillez y de las cosas que la naturaleza me brindó,
aprovechando a respirar un aire limpio, a beber del agua de tu fuente,
a no dejarme intimidar por nada ni nadie, a mirarte de frente,
a luchar por lo que he querido siempre.
Cómo no alcanzar a describirte en cada detalle,
una forma de ser tan libre, austera, afable y orgullosa por ser cada vez mejor.
Estuviste en mis momentos más difíciles y cuando se apagaba mi luz me diste esa alegría,
ese abrazo increíble y tus manos que calentaron mi existir.
Te puedo asegurar que mejor, antes, no estuve.
Has sido mi corazón que latía tan fuerte y mi fuerza interior, capaz de explotar como un volcán.
Con nadie pude sentirme mejor en mi vida y siempre he de agradecerte,
por todo el tiempo que me dedicaste.
Eres la única persona que implica mi mayor respeto
a quien hice promesas que supe cumplir porque jamás te pude fallar.
Y aunque ahora hayas dejado un gran vacío en mi corazón
quiero que sepas que eres incomparable, y tu amor es por toda la eternidad.
Claro que hicimos la promesa de continuar a pesar de las circunstancias
de los problemas de siempre, llevarlos a cuestas, pues siempre hay algo más porqué empezar.
Mantén ahora tu mirada en mí, como aquella vez que estaba moribundo y solo contemplándote
acariciabas mi frente, y podía sentir tanta seguridad...gracias, por cuidar de mí,
en mis momentos mayores de soledad y desesperanza.
No pedí venir a este mundo y lo sabes,
pero tu sola decisión fue para mí contundente,
y es la vida que agradezco por ser el regalo mayor hacia mí.
Eres el amor de mi vida, un amor que jamás morirá, y que el tiempo no podrá cambiar, ni reemplazar.
Mi vida ha sido solo para tí y ahora yo sin tí,
pues tengo que seguir dedicándotela hasta que me pidas estar nuevamente a tu lado.
Condúceme, hasta aquella morada que habitas cuando mi tiempo sea el necesario,
y cuando ese momento haya llegado, deja que mis huellas en el mar, hayan desaparecido.
Antes de ello, permíteme recordarte en el espacio que dejaste para poder habitar
desde el lugar que hiciste mío y tuyo a la vez,
aquel sitio desde donde podemos mirar el mar juntos en su inmensidad.
Déjame vivir auténticamente el resto de los días que me queden,
logra en mí hacer ese instrumento de tu paz.
Haz después de todo ello, lo que quieras hacer
pero no me dejes ni un solo instante de amar,
con el amor que me diste siempre y que ahora comprendo,
gracias Madre, gracias por existir, ahora entiendes que mi cariño,
Ese cariño siempre será por tí.
Me has contado más de un cuento inventado y un poema tierno durante mis sueños inquietos,
durante mi enfermedad...jamás me dejaste solo ni un solo instante.
Ahora eres lo que más extraño en mi vida y en este mundo,
sabes, no fue fácil vivir sin tí.
Adoro y añoro, todos esos momentos inolvidables a tu lado,
tomados de la mano para ir a todo lugar.
Me enseñaste, que tus campos eran los míos y tu tierra sería mi mejor legado,
mi raza y mi mayor herencia de sangre que llevo en mis venas.
Fuimos tan diferentes a los demás y busco llegar a ser como tú.
Todo este tiempo te volviste mi guía, mi luz, mi libro abierto,
la palabra exacta y quien me ha devuelto las esperanzas para hacerle frente a mis angustias.
Aprendí de tí, de tu sencillez y de las cosas que la naturaleza me brindó,
aprovechando a respirar un aire limpio, a beber del agua de tu fuente,
a no dejarme intimidar por nada ni nadie, a mirarte de frente,
a luchar por lo que he querido siempre.
Cómo no alcanzar a describirte en cada detalle,
una forma de ser tan libre, austera, afable y orgullosa por ser cada vez mejor.
Estuviste en mis momentos más difíciles y cuando se apagaba mi luz me diste esa alegría,
ese abrazo increíble y tus manos que calentaron mi existir.
Te puedo asegurar que mejor, antes, no estuve.
Has sido mi corazón que latía tan fuerte y mi fuerza interior, capaz de explotar como un volcán.
Con nadie pude sentirme mejor en mi vida y siempre he de agradecerte,
por todo el tiempo que me dedicaste.
Eres la única persona que implica mi mayor respeto
a quien hice promesas que supe cumplir porque jamás te pude fallar.
Y aunque ahora hayas dejado un gran vacío en mi corazón
quiero que sepas que eres incomparable, y tu amor es por toda la eternidad.
Claro que hicimos la promesa de continuar a pesar de las circunstancias
de los problemas de siempre, llevarlos a cuestas, pues siempre hay algo más porqué empezar.
Mantén ahora tu mirada en mí, como aquella vez que estaba moribundo y solo contemplándote
acariciabas mi frente, y podía sentir tanta seguridad...gracias, por cuidar de mí,
en mis momentos mayores de soledad y desesperanza.
No pedí venir a este mundo y lo sabes,
pero tu sola decisión fue para mí contundente,
y es la vida que agradezco por ser el regalo mayor hacia mí.
Eres el amor de mi vida, un amor que jamás morirá, y que el tiempo no podrá cambiar, ni reemplazar.
Mi vida ha sido solo para tí y ahora yo sin tí,
pues tengo que seguir dedicándotela hasta que me pidas estar nuevamente a tu lado.
Condúceme, hasta aquella morada que habitas cuando mi tiempo sea el necesario,
y cuando ese momento haya llegado, deja que mis huellas en el mar, hayan desaparecido.
Antes de ello, permíteme recordarte en el espacio que dejaste para poder habitar
desde el lugar que hiciste mío y tuyo a la vez,
aquel sitio desde donde podemos mirar el mar juntos en su inmensidad.
Déjame vivir auténticamente el resto de los días que me queden,
logra en mí hacer ese instrumento de tu paz.
Haz después de todo ello, lo que quieras hacer
pero no me dejes ni un solo instante de amar,
con el amor que me diste siempre y que ahora comprendo,
gracias Madre, gracias por existir, ahora entiendes que mi cariño,
Ese cariño siempre será por tí.
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